La Confederación Hidrográfica del Miño-Sil (CHMS) ha presentado los últimos datos hidrológicos hasta el 9 de septiembre de 2024, con noticias alentadoras sobre las lluvias y el estado de los embalses, aunque también se lanza una advertencia sobre la importancia de una gestión responsable del agua. Este año hidrológico (2023/2024) ha sido notablemente lluvioso. Hasta el 8 de septiembre, la región ha acumulado 1.474,2 litros por metro cuadrado, un 34,5 % más que la media histórica de las últimas décadas (1.096 l/m²). Estas cifras son un respiro tras los años secos, como el crítico 2021/22, cuando solo se recogieron 655,1 l/m² en la misma fecha. Incluso en comparación con el año pasado, que ya fue más húmedo de lo habitual, el registro actual supera en un 15,3 % las precipitaciones de 2023. La última semana ha dejado 19,8 litros por metro cuadrado, el total acumulado hasta ahora en septiembre.
El nivel de los embalses también sigue una evolución positiva. A 9 de septiembre, las reservas se sitúan en un 70,29 % de su capacidad, un 7,99 % por encima del nivel de 2023 y superando la media histórica del 59,15 %. Carlos Guillermo Ruiz del Portal Florido, jefe de Planificación Hidrológica de la CHMS, lanzó un mensaje claro: “Aunque ha sido un año de abundante pluviometría, es importante recordar que el agua es un recurso natural, finito e imprescindible para la vida. Solo el buen uso y la buena gestión garantizan el ciclo hidrológico”.
En cuanto a la sequía prolongada, la situación es de normalidad en toda la demarcación, salvo en el Sistema Limia, que se mantiene en prealerta por escasez coyuntural. Los niveles de agua subterránea, medidos por los piezómetros, están 1,5 % por encima de la media histórica. Los caudales circulantes también muestran una mejora significativa, con un 39,2 % por encima de la media histórica. No se han reportado incidencias relacionadas con crecidas, lo que muestra una gestión eficiente y controlada del recurso hídrico.
La demarcación del Miño-Sil vive un año marcado por la abundancia de agua, pero con un recordatorio claro: el buen uso y la gestión adecuada son esenciales para asegurar este recurso vital.